Lo más probable es que la Sagrada Familia viajó hacia Belén siguiendo la vía de los peregrinos. No era la más corta, pero era la más segura y barata para una familia pobre y piadosa.
Al salir de Nazaret, José y María atravesaron Cana. Antes de llegar al Lago de Tiberíades, el camino daba un giro hacia el sur. Contornando el Monte Tabor por el este y sin pasar por la gran ciudad de Escitópolis, cruzaron el río Jordán en un puente romano que sigue de pie hoy en día para, después, caminar en la vía real en Perea. Esto les permitía siempre viajar en territorio judío: Herodes y su sucesor Herodes-Antipas reinaban sobre Galilea y Perea, una banda estrecha de tierra entre el río Jordán y los montes de Transjordania.
Luego, María y José, como tantos peregrinos judíos, atravesaron la ciudad de Pela y volvieron a cruzar el río Jordán a la altura de Jericó donde recapacitaron fuerza antes de emprender el largo ascenso hacia Jerusalén. En este duro camino los peregrinos solían rezar los Cantos del Ascenso (Shir ha-Ma’alot) que son los Salmos 120 a 134.
Después de pasar por la Ciudad Santa, podemos imaginar que María le pidió a José hacer un corto desvío para saludar a su prima Isabel y ver al niño Juan en Ein Karim. Llegaron a Belén después de unos 12 kilómetros, cruzando colinas y valles.
Por Henri Gourinard