El nombre de Sión se remonta a los tiempos de David. La ciudad de David se llamaba Sión por su fortaleza, a la que hace referencia el segundo libro de Samuel “Sin embargo, David conquistó la fortaleza de Sión, que desde entonces es conocida como «Ciudad de David»”. Este nombre se refirió posteriormente al templo y por extensión a toda la ciudad de Jerusalén. En la época medieval se usó principalmente para designar la colina situada al suroeste.
La expresión hija de Sión se encuentra en varios libros del Antiguo Testamento entre ellos:
Miqueas 4,10-13 “Retuércete y chilla, hija de Sión, como mujer que está de parto; porque ahora saldrás de la ciudad, habitarás en descampado e irás hasta Babilonia. Allí serás liberada, allí el Señor te redimirá de manos de tus enemigos. Pero ahora se han juntado muchas naciones contra ti que van diciendo: Sea mancillada y nuestros ojos se recreen a la vista de Sión. Mas ellos no conocieron los pensamientos del Señor, no disciernen sus designios, pues los ha juntado como gavillas en la era. ¡Levántate y trilla, hija de Sión! Que Yo te daré cuernos de hierro y pezuñas de bronce, para que tritures a muchos pueblos, y consagrarás al Señor sus rapiñas y sus riquezas al Señor de toda la tierra.”
Sofonías 3, 14 “Canta de gozo, hija de Sión, alborózate, Israel, alégrate y disfruta de todo corazón, hija de Jerusalén.” Denominar a una ciudad como hija es una muestra de predilección y una forma de resaltar su pertenencia a Yahvé. Para ello se la personaliza, se la trata como si fuera una persona. Así, la primera acepción de Hija de Sión fue para toda la ciudad de Jerusalén.
En la época de Jesucristo el actual monte Sión se encontraba ya en el interior de las murallas y actualmente el peregrino puede encontrar en el monte Sión los siguientes lugares bíblicos: el Cenáculo, la tumba de David, la Basílica de la Dormición, san Pedro en Gallicantu y también el supuesto palacio de Caifás donde Pedro negó a Jesucristo, que estaría en el actual cementerio armenio cercano al Cenáculo.
Si observamos con detalle, nos daremos cuenta que el monte Sión es muy mariano. La Virgen estaría presente en el Cenáculo en la última cena como mujer que prepara los alimentos y el día de Pentecostés ya como Madre de los apóstoles. Visitaba con mucha frecuencia el Cenáculo durante los quince años aproximadamente que duraría su estancia en la tierra sin su hijo, según la visión de la beata Emmerick, aunque quizás fueron trece o catorce al igual que los años que pasó en la tierra hasta descubrir su vocación al matrimonio con José. María visitaba con frecuencia el lugar donde se constituyó la Iglesia, que fue el Cenáculo. Una tradición muy primitiva nos dice que, durante este período sin su hijo, la virgen María habitó una casa en el lugar que hoy ocupa la Basílica de la Dormición que está muy cerca del Cenáculo. Avala esta tradición el que allí, en ese mismo lugar, se construyó en el siglo V la iglesia “Hagia Maria Sion”. Finalmente, fue en su casa donde se durmió en manos del Espíritu Santo.
También en el Concilio Vaticano II se enaltece la figura de María como Hija de Sión enlazando así, como Mujer, con la tradición judía.
“Ella sobresale entre los humildes y pobres del Señor, que confiadamente esperan y reciben de Él la salvación. Finalmente, con ella misma, Hija excelsa de Sión, tras la prolongada espera de la promesa, se cumple la plenitud de los tiempos y se instaura la nueva economía, al tomar de ella la naturaleza humana el Hijo de Dios, a fin de librar al hombre del pecado mediante los misterios de su humanidad”. (LG 55. II. Función de la Santísima Virgen en la economía de la salvación).
En este caso, es la persona de María la que eleva al monte Sión como el monte más relevante por estar Ella en él. Ahora la Hija de Sión se alegrará en Dios su Salvador y será la Madre de todas las naciones.
Por Domingo Aguilera Pascual