El Mar Muerto ¿un mar condenado?

Ene 23, 2025

El Mar Muerto es el mar de todos los superlativos: a un nivel de 420 metros bajo el nivel del Mediterráneo, es el lugar más bajo del mundo; con una salinidad casi diez veces superior a la del océano, es el más salado del mundo. Su densidad (1.24 kg/litro) es tan elevada que resulta imposible sumergirse dentro. Por esto, el Mar Muerto se llama en hebreo en la Biblia “el Mar de Sal” –Yam ha-Melaj (Jos 15:2).

Hace un poco más de tres millones de años, las placas tectónicas de Arabia y África empezaron a alejarse, ensanchando así la falla del Rift a la que pertenecen el Mar Muerto y el valle del Jordán. Como el nivel del mar estaba entonces más alto que ahora, las aguas del Mediterráneo penetraban en esta depresión formando una laguna. Con la última glaciación bajó drásticamente el nivel del mar. La laguna se quedó atrapada y se transformó en un lago cerrado en forma de lengua. Por ello, los geólogos le llamaron Lisán (lengua en árabe). Aumentó rápidamente la tasa de salinidad de las aguas del lago por la fuerte evaporación. La sal se acumuló en anchas capas sobre el fondo.

Aquella evolución fue muy lenta. Desde el siglo XX, sin embargo, el Mar Muerto sufrió unos cambios dramáticos y repentinos causados por la actividad humana. La construcción de una presa de agua al sur del Lago de Tiberíades y el desvío de todos los afluentes del río Jordán redujeron dramáticamente las entradas de agua en el Mar Muerto. En su ribera norte, se retiraron las aguas del Mar Muerto sobre varios centenares de metros, en menos de un siglo.

 

 

Para salvar el Mar Muerto se estudiaron varios proyectos. Uno de ellos consistía en traer agua del Mediterráneo, pero la barrera de las montañas de Judea resultó un obstáculo insuperable. Otro, más realista, proponía construir un conducto entre el Mar Muerto y el Mar Rojo. No se materializó por falta de cooperación entre Israel y Jordania. A causa de la bajada tan repentina del nivel del Mar, se colapsó parte del litoral formando cráteres y se abandonaron muchos balnearios, creando así escenarios dignos de películas de distopías.

[Fig 3] Ruinas del hotel balneario “Lido” construido en los años 1930, al norte del Mar Muerto, durante el mandato británico. Henri Gourinard

Más adelante, bordeando la calzada antigua, todavía se pueden ver grutas de este tipo, usadas ahora como refugio por los beduinos de la zona y sus rebaños. La orografía del lugar explica la existencia de aquellas cuevas. Los montes de los alrededores están hechos de roca caliza, una roca blanda que se erosiona rápidamente con el contacto del viento y la lluvia. Su parte superior, sin embargo, más dura, resiste mejor a los elementos. Se crean entonces una especie de recovecos, que vienen cubiertos por un techo natural hecho de esta parte más dura. Debajo de esta cubierta dura, los hombres fueron excavando en la caliza, formando así unas cuevas seminaturales, a veces muy profundas, como veremos en el caso de las cuevas de Belén. 

Camino de Belén, no es imposible que José y María se detuvieran en la casa de Zacarías e Isabel. Ein Karem, en efecto, queda a ocho kilómetros de Jerusalén y a un poco más de diez de Belén. Si tal fue el caso, esta vez quizás fue Isabel quien atendió a su prima a punto de dar a luz al Niño. Pero José hubiera insistido para retomar el camino hacia Belén lo más temprano posible para poder hacer los trámites de alojamiento antes de la puesta del sol.

 

Y sucedió que, mientras ellos estaban allí, se le cumplieron los días del alumbramiento, y dio a luz a su hijo primogénito, le envolvió en pañales y le acostó en un pesebre, porque no tenían sitio en el alojamiento.

Lucas 2:6-7

[Fig 4] Litoral norte del Mar Muerto. En los años 1930, llegaban las aguas hasta la casita. Henri Gourinard

Quizá fue el alboroto de tanta gente de la tribu de Judá presentes en Belén para empadronarse, o quizá fue una decisión tomada entre José y su esposa – los “alojamientos” llenos a rebosar no ofrecían la intimidad necesaria para que María diera luz a su Hijo… Sea cual sea el motivo, se dirigieron los dos hacia las afueras del pueblo y escogieron una de estas cuevas de las que hemos hablado para alojarse. 

Pero cuando el Niño nació en Belén, como José no pudo encontrar alojamiento en el pueblo, se instaló en cierta cueva cercana a la aldea; y mientras ellos estaban allí, María dio a luz al Cristo y lo colocó en un pesebre, y allí lo encontraron los Magos que venían de Arabia. 

San Justino Martir (siglo 2 d.C.), Diálogo con Trifón.

Belén – Cuevas debajo de la Iglesia de la Natividad. 1. El estudio de San Jerónimo; 2. Entrada desde la iglesia franciscana; 3. Tumba de Eusebio de Cremona; 4. Tumba de San Jerónimo; 5. Tumbas de Paula y Eustochium; 6. Capilla de los Santos Inocentes; 7. Capilla de San José; 8. Cueva de la Natividad; 9. Altar del Pesebre; 10. Altar del Nacimiento; 11. Entradas desde la basílica; 12. Cisterna (J. Murphy O’Connor, The Holy Land, 2008)

La iglesia de la Natividad de Belén fue construida sobre una red muy extensa de este tipo de cuevas. Algunas fueron ensanchadas por los cristianos y asociadas a varias tradiciones (la gruta de los Santos Inocentes, la cueva de San Jerónimo, etc). Otras – como la del Pesebre – ya existían en la época del Nacimiento de Jesús.

José la acondicionó lo mejor que pudo. En ella, nos cuenta una antigua tradición cristiana, se encontraba un buey que – junto con el burro que llevaba San José – calentó con su aliento al Niño recién nacido.

 

Por Henri Gourinard

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