Enamorada de la experiencia de Tierra Santa

Ene 24, 2022

Marion a la orilla del Mar de Galilea | Cedida

Marion Barot disfruta conociendo países y gente nueva. Por eso, su primer viaje a Tierra Santa en 2017, de apenas seis días, le supo a poco. Enamorada de la experiencia, volvió otra vez durante tres semanas. Después de eso, además de su trabajo como directora de proyectos, se ha dedicado a organizar peregrinaciones para grupos de habla francesa. “Me impresiona ver cómo el paso por Tierra Santa tiene siempre un impacto tan fuerte en todas las personas, sea cual sea su procedencia”, dice. “Vienen de Canadá, Camerún, Costa de Marfil, Bélgica, Congo, Suiza, Francia…”

“Cuando vienes la primera vez —comenta Marion— todo te impresiona. Quieres impregnarte de todo, que no se te pase nada, buscas en el Evangelio, intentas hacer conexiones… Pero hay muchas cosas que se te pasan”. Por eso, ella recomienda venir varias veces: “Cuando puedes volver, ya sabes lo que quieres mirar mejor, has leído antes lo que quieres ver en un sitio y en otro; y eso te ayuda mucho”. Uno de los horizontes que abre el viaje a Tierra Santa es “descubrir los sitios donde vivieron Jesús, la Virgen, los apóstoles”, ya que “hacen mucho más real y próximo a Jesús“.  

Uno de los lugares que más le impactó fue el Getsemaní, el huerto de los olivos, donde Jesús pasó su agonía previa a la Pasión. En otros lugares como “el Calvario y el Santo Sepulcro, ver, tocar la piedra, tocar los muros es muy impresionante”. Además, a pesar del bullicio y la cantidad de turistas y peregrinos, “rezas con mucha facilidad y eso ayuda a pensar que en nuestra vida normal podría ser lo mismo”. 

“Organizar las peregrinaciones y que la gente pueda venir me encanta porque, de alguna manera, cuando lo haces,

revives tu paso por allí”

Marion junto a dos peregrinas de uno de sus grupos | Cedida

Tierra Santa también “es un sitio muy rico desde el punto de vista cultural”. En este sentido, Marion afirma que los guías son clave. “Nos tocaron varios. Tuvimos a un cristiano siriaco muy culto, a una judía que nos explicó las costumbres judías del tiempo de Jesús, y también a una cristiana árabe palestina”. Además de los aspectos históricos y religiosos de los santos lugares, “también te ayudan a descubrir la vida del país, la vida entre las distintas comunidades. Para nosotros es muy interesante porque descubres el conflicto palestino-israelí desde la visión de los que viven allí. Y yo pensaba —añade— que en el tiempo de Jesús era más o menos lo mismo. Estaban allí los romanos, los judíos… Y era un poco como ahora: gente muy distinta con lenguas muy distintas, y se entendían más o menos bien”.  

Enganchada a la experiencia de Tierra Santa, Marion está preparando “un intercambio-peregrinación Francia-Israel para el próximo julio. Va a ser para jóvenes que realizarán un proyecto de voluntariado social y lo harán compatible con visitas a los lugares santos”. Para ella, “organizar las peregrinaciones y que la gente pueda venir me encanta porque, de alguna manera, cuando lo haces, revives tu paso por allí“.

A sus grupos intenta llevarlos al principio de la peregrinación a Saxum Visitor Center: “Así, pueden ver en las pantallas la evolución de los sitios que van a visitar, desde el tiempo de Jesús hasta ahora. Esto ayuda muchísimo a entender”. Otra de las cosas que el tour en Saxum aporta es “conocer costumbres del judaísmo que te ayudan a entender mejor lo que lees en el Evangelio”.  

 

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