La Navidad desde Belén: relatos, lugares y reliquias

Dic 14, 2022

Relatos de Navidad

En la Edad Media, los peregrinos católicos, tras visitar los sitios principales de Jerusalén, salían en una peregrinación de varios días hacia Belén y las montañas de Judá. Iban acompañados por un guía e intérprete (el dragomán) y por algunos frailes franciscanos. Los diarios escritos por estos peregrinos mencionan muchos lugares santos visitados en la pequeña distancia entre Jerusalén y Belén: la piedra sobre la cual descansó la Virgen María antes de entrar en Belén, el pozo de los Magos donde la estrella se les apareció de nuevo y la tumba de Raquel. En Belén, dentro de la basílica de la Natividad, además del altar del Nacimiento y del pesebre, se les enseñaba el lugar donde los Magos se prepararon antes de adorar al Niño, el altar de la circuncisión, el pozo donde cayó la estrella después de haber cumplido su misión de guiar a los Magos y otros muchos sitios no recogidos en los relatos evangélicos sino derivados de la piedad popular.

Gruta de Belén. Por: Enrique Bermejo / CTS

Llama la atención el contraste entre esta proliferación de lugares santos y el relato sobrio y escueto del nacimiento del Hijo de Dios recogido en los Evangelios. San Mateo es especialmente parco en palabras cuando escribe “Después de nacer Jesús en Belén de Judá en tiempos del rey Herodes…” (Mt 2,1), como si el nacimiento de Jesús sirviera de oportunidad para narrar la llegada de unos Magos venidos de Oriente, guiados por una estrella, para adorar al Rey de los judíos. San Lucas nos brinda un poco más de información sobre el contexto del evento salvador: “Y cuando ellos se encontraban allí, les llegó la hora del parto, y dio a luz a su hijo primogénito; lo envolvió en pañales y lo recostó en un pesebre, porque no había sitio para ellos en el aposento” (Lc 2,6-7). Así como María envolvió a su Hijo en pañales, Lucas envuelve el nacimiento del Redentor en la intimidad del misterio, dejando al lector saborear el evento. Es como si los dos evangelistas de la infancia de Jesús se apresurasen a relatar otras cosas.

El Campo de los Pastores

En su Evangelio, Lucas traslada el relato de la natividad a las afueras de Belén, a un lugar que la tradición, siguiendo al profeta Miqueas (Mi 4,8), identificó como la “Torre del Ganado” (Migdal Ader). Allí, unos ángeles se aparecieron a unos pastores. A estos humildes pastores que velaban cuando los habitantes de Belén dormían cómodamente en sus casas les fue dado el privilegio de ser los primeros en conocer la buena noticia del nacimiento del Salvador. El nombre árabe del pueblo actual –Beit Sahour– conserva la memoria del evento, ya que significa “casa de los guardianes de la noche”. Dos kilómetros separan Beit Sahour de Belén. Subiendo la cuesta empinada, los pastores, llenos de alegría, “vinieron presurosos” (Lc 2,16) hacia Belén para adorar al Niño. No tuvieron que entrar en la ciudad ya que José, tras esforzarse por encontrar un lugar digno en el que su esposa pudiera dar a luz, tuvo que resignarse con escoger un establo abandonado, tallado en la roca en las afueras de Belén.

Mapa, Huellas de Nuestra Fe

El Campo de los Pastores, Beit Sahour

El Pesebre

Según un escrito de Orígenes del siglo III -cien años antes de que Constantino y santa Elena erigieran la basílica de la Natividad sobre aquel establo-, guías locales enseñaban la gruta donde nació Cristo y el pesebre en el que María lo puso envuelto en pañales (Contra Celsio 1,51). San Jerónimo, a fines del siglo IV, se lamenta de que el pesebre original de madera ya no sea visible, por estar cubierto de plata (Homilia in Nativitate Domini CCL 78, 524). Este pesebre original fue más tarde cortado en trozos y repartido por toda la cristiandad. Por las vicisitudes de la historia, Belén perdió su trozo. Para corregir esto, hace tres años, el Papa Francisco regaló a Tierra Santa un parte de la reliquia conservada en Roma, en Santa María la Mayor, desde el siglo VII. Hoy en día se encuentra en una capilla lateral de la Iglesia de Santa Catalina en Belén.

Por Henri Gourinard

 

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