Jesús hace referencia en su predicación a diversos artes de pesca, utilizando comparaciones que pudieran entender sus oyentes, muchos de ellos conocedores de las tareas de pesca del lago de Galilea. Fueron muchos los milagros que hizo en el lago en relación a estos artes de pesca, como la pesca del pez con la moneda en la boca o las dos pescas milagrosas.
Son fundamentalmente cuatro artes de pesca: el anzuelo, la tarraya. el trasmallo y la red barredera.
El anzuelo. En una ocasión Jesús le indicó a Pedro: “ve al mar, echa el anzuelo, coge el primer pez que pique” (Mt 17, 24). El lugar de la pesca del pez probablemente fue cercano a la casa de san Pedro, en Cafarnaún, cuyas ruinas se descubrieron en unas excavaciones del siglo pasado. En los restos de esta casa se encontraron antiguas redes y anzuelos de aquella época. La pesca con caña y anzuelo es muy antigua y ya era utilizada por los pueblos costeros del Mediterráneo e Israel desde siglos antes del nacimiento de Jesús. Desde el punto de vista legal, la pesca con anzuelo era libre y estaba permitida a todas las tribus de Israel.
La tarraya. “Él les dice: «Echad la red a la derecha de la barca y encontraréis». La echaron, y no podían sacarla, por la multitud de peces” (Jn 21, 6). Es una red de forma circular con plomos en la periferia y un cabo en el centro con el que se lanza (Figura 1). Entonces usaban varios tipos de tarraya dependiendo del tipo de los peces a pescar. Las diferencias están fundamentalmente en la luz de la malla y el diámetro de la red. En el lago existían al menos tres tipos de tarraya, de menor a mayor: para pescar sardinas, para barbos y para tilapias (Mastermann, 1908). Su modo de uso es lanzarlo sobre el banco de peces, desde una embarcación o desde la orilla, donde son atrapados por la red al ser arrastrados sus extremos por los plomos cuando caen hacia el fondo.
Este tipo de pesca, al igual que la de trasmallo y la red barredera, estaba sujeta a una legislación por la que los pescadores debían pagar un impuesto anual por embarcación así como por las capturas realizadas (Kloppenborg, 2018).
El trasmallo. “Cuando acabó de hablar, dijo a Simón: «Rema mar adentro, y echad vuestras redes para la pesca»”(Lc 5, 4). El trasmayo es una red múltiple de forma rectangular que tiene boyas en la parte superior y pesos en la inferior (Figura 2). Consta de tres mallas, la central de luz de malla más pequeña que las laterales, quedando embolsados y atrapados los peces al toparse con la red central y enredarse sobre sí mismos. Para pescar se pueden usar dos embarcaciones. La primera cala el trasmallo paralelo a la costa sigilosamente. Una vez acabada la operación, la segunda embarcación asusta a los peces con ruidos y movimientos, huyendo apresuradamente hacia más profundidad siendo pescados por el trasmallo. Esta operación se puede hacer durante muchas veces (hasta 12) en una noche (Nun, 1989). Pescadores expertos, como era el caso de los discípulos de Jesús, podrían calar un trasmallo en pocos minutos. Este tipo de red se usa en todo el Mediterráneo desde tiempos inmemoriales y también era usada en el lago en aquella época (Troche, 2015).
La red barredera. “El reino de los cielos se parece también a la red que echan en el mar y recoge toda clase de peces: cuando está llena, la arrastran a la orilla, se sientan y reúnen los buenos en cestos y los malos los tiran” (Mt 13, 47-48). Es una red única de forma de U, lo bastante grande para abarcar toda la profundidad de agua, con boyas en la parte superior y pesos en la inferior y unos cabos largos en los extremos que permiten tirar de ella desde la costa por varias personas (Figura 3). Es una red larga que permite hacer la siguiente operación: al menos una embarcación parte de la orilla, donde ha dejado un grupo de hombres con un cabo unido a un extremo de la red, y va soltando la red hasta alcanzar cierta profundidad en mitad de la misma, momento en el que comienza a volver a la orilla por el lado opuesto. Al llegar a ella, los hombres que van en la embarcación se bajan a tierra y comienzan todos a tirar a la vez de los dos lados de la red, hasta que la sacan a tierra, sacando lo peces capturados a la orilla.
Jesús en sus enseñanzas y milagros es muy cercano a los hombres a los que anuncia el reino de Dios, usa ejemplos que pueden entender fácilmente pues conviven con ellos diariamente, pide su colaboración para hacer milagros, que sólo fueron posibles gracias a que, fiados en Jesús, usaron anzuelos y redes adecuados para la pesca propios de la época.
Por padre Alfonso Sánchez La Madrid