Los peces buenos y malos del lago de Galilea

Sep 15, 2023

Jesús, entre las parábolas del Reino de los Cielos, predicadas desde la orilla del lago de Galilea, explica una fácilmente comprensible para los pescadores del lago:

“El reino de los cielos se parece también a la red que echan en el mar y recoge toda clase de peces: cuando está llena, la arrastran a la orilla, se sientan y reúnen los buenos en cestos y los malos los tiran. Lo mismo sucederá al final de los tiempos: saldrán los ángeles, separarán a los malos de los buenos y los echarán al horno de fuego. Allí será el llanto y el rechinar de dientes” (Mateo 13, 47-50).

En esta parábola, recogida únicamente por san Mateo, habla de un tipo de red, que describiremos con más detalle en un trabajo posterior, que captura ´todo tipo de peces´. Se trata de la red barredera que una vez desplegada es arrastrada hasta la orilla y todos los peces que están en la columna de agua son sacados a la orilla, a no ser que salten por encima de los flotadores o escapen los más pequeños por la luz de malla. ¿De qué peces habla Jesús, algunos buenos y otros malos?

En el lago de Galilea actualmente hay dos tipos de especies de peces. Las introducidas por el hombre o alóctonas y las que viven allí naturalmente o autóctonas. Evidentemente hay que descartar las especies alóctonas pues fueron introducidas en el siglo XX. Usaremos el nombre científico puesto que es universal, además de que algunas de ellas no tienen nombre común en español al no darse en otros lugares. Han sido introducidos algunos Mugílidos como la lisa Mugil cephalus en 1958 y algunos Ciprínidos como la carpa dorada Hypophthmicthys molitrix en 1969 y la carpa común Cyprinus carpio (Ministry of Agriculture and Rural Development de Israel y Nun, 1989). Estas especies no se encontrarían entre las pescadas en tiempos de Jesús.

Además se encuentran las especias autóctonas (Nun 1989). Estas son la anguila o Anguila europaea, el siluro o Clarias gariepinus, dos especies de tilapias, Sarotherodon galilaeus o Tilapia mango, Oreochromis aureus o pez de san Pedro, tres especies de barbos, Barbus longiceps, Carasobarbus canis y Capoeta damascina o barbo de Damasco, Mirogrex terraesanctae o sardina del lago de Galilea y Tristramella simonis simonis.

¿Cuáles serían los peces malos? Es seguro que los judíos descartarían especies presentes en el lago pero que eran consideradas impuras por el Antiguo Testamento (Lev 11, 9-12), como son anguilas y silúridos, pues no tienen escamas (propiamente hablando, las escamas de las anguilas son microscópicas), es decir las dos primeras especies.

También entre los peces malos se encontrarían las tallas pequeñas que hubieran caído accidentalmente en la red u otras especies sin valor comercial.

Las especies de peces buenos serían las dos de Tilapias, tilapia mango y el pez de san Pedro (Figura 1), las tres especies de barbos, la sardina del lago de Galilea (Figura 2) y T. simonis.

Figura 1. El pez de san Pedro

Figura 1. El pez de san Pedro

De las siete especies de peces buenos, hay al menos cuatro que son endémicas de la cuenca del río Jordán. Ésta cuenca es adecuada para que se den las especies endémicas debido a su aislamiento, pues nace en la cordillera del monte Hebrón y desemboca en el mar Muerto. Las especies endémicas no se encuentran de forma natural en ninguna otra parte del mundo, es decir que sólo se encuentran en el lago de Galilea y en el río Jordán. Estas especies de peces son los dos barbos Barbus longiceps y Carasobarbus canis, la sardina del lago M. terraesanctae y Tristanella simonis.

Figura 2. La sardina del lago de Galilea, endémica del lago.

Figura 2. La sardina del lago de Galilea, endémica del lago.

Las especies endémicas son muy vulnerables y pueden desaparecer con facilidad, cómo ya ha ocurrido con alguna especie del lago como Tristanella sacra (Krupp y Schneider, 1989). Si hemos de proteger la casa común cómo nos ha invitado el papa Francisco en la encíclica Laudato si, esa protección debe ser máxima en lugares que fueron santificados por Jesucristo y que tienen una gran riqueza ecológica e íctica cómo es el lago de Galilea.

Por padre Alfonso Sánchez de Lamadrid Rey

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