El último domingo de octubre, se venera en Jerusalén la advocación “María Reina de Tierra Santa” que este año se celebra el 29 de octubre. Esta fiesta fue refrendada por san Juan Pablo II el 24 de enero de 1994.
María es venerada, ya desde los primeros siglos, como reina del cielo, y también como reina de los apóstoles, de los patriarcas, etc. Entonces ¿qué significado tiene que María sea reina de Tierra Santa, si ya es reina del cielo? Esta nueva advocación de reina del universo tiene mucho contenido, dado que no se refiere a Tierra Santa sólo como un lugar determinado del planeta; no se trata de nombrarla como la virgen de Tierra Santa, o la del Pilar o la de Fátima, sino de venerarla como reina y señora de una posesión material concreta y de un pueblo escogido.
María Reina de Tierra Santa
Tierra Santa es, desde Abraham, la tierra escogida por Yahvé para la Redención y también la herencia del pueblo escogido. Allí David, tras conquistar la colina de Sion, fundó su ciudad, que pasó a ser el símbolo de esperanza de todo el pueblo judío.
Yahvé formó a Adán del polvo de la tierra (Gn. 2, 7), es decir, de la esencia propia del universo, y a la Mujer de la esencia del varón (Gn. 2, 22), no del barro directamente, asociándose así al acto creador divino. Cada persona es un acto de ser creado directamente por el creador con la participación de los padres que aportan la esencia. El universo también es un acto de ser creado directamente por el creador, pero el universo está determinado, mientras que el acto de ser de cada persona es libre y propio de cada uno.
El universo no es “todo lo que no es Dios”, sino sólo lo material -energía y materia- incluyendo los vivientes. Los ángeles no pertenecen al universo, los humanos sí, aunque el universo no nos posee a los humanos. El universo sólo posee minerales, plantas y animales incluidos los simios. Las personas somos, según expresión de Leonardo Polo, “los habitantes del universo que saben que existen”. Es tanta la dignidad de cada persona que, aunque tenga limitaciones en su esencia, es superior a todo el universo.
David, según la tradición, es enterrado en el monte Sion, y en ese mismo lugar transcurren tres escenas fundamentales para los cristianos: la Última Cena, Pentecostés y la Dormición de María.
María Reina de Tierra Santa
Sión es la imagen de la nueva Iglesia y también de la sede del reinado de María. Reinado que comienza en la creación como promesa, y culmina en el Apocalipsis como gloria. Con la aceptación de ser Madre del Mesías y la posterior aceptación de la muerte de su Hijo en la Cruz, María adquiere el título de propiedad de todo el universo y por lo tanto puede gobernarlo con Él. No sólo es Reina del cielo, no sólo es Reina de la humanidad, sino que también es la Reina de todo el universo creado.
Reina de Tierra Santa, ruega por nosotros.
Por Domingo Aguilera Pascual, autor de los libros “Las Relaciones de María” y “Las Relaciones de José” y del blog www.amigosdelavirgen.org