El reloj y las prisas. Vivimos con un ritmo vertiginoso y cada final de curso mi experiencia es que necesitamos un tiempo al estilo de lo que Benedicto XVI dijo que serían las vacaciones ideales: “tiempo para relajar el cuerpo y fortalecer el espíritu”. Me puse manos a la obra: buscar una actividad que me permitiese realizar un poco de deporte combinado con retiro espiritual. Además, mi actividad durante el año es sumamente sedentaria, fundamentalmente dedicada a la docencia. Necesitaba un poco de aire libre.
Por esta razón, durante veinte días emprendí una peregrinación a pie por Tierra Santa, desde Acre a Jerusalén. Llevaba únicamente conmigo la mochila, mi saco de dormir, mi esterilla y una Tablet con libros buenos de meditación, especialmente recomendados por mi director espiritual. El objetivo era pasar mañanas enteras en silencio caminando y tardes enteras de retiro cuando llegase a los santos lugares. Es así como, al seguir mi itinerario, llegué al centro Saxum. Durante mis jornadas de peregrinación también aprovechaba para subir reflexiones a mi canal de youtube y compartir mi experiencia con muchos otros.
Es difícil evaluar la calidad de este tiempo de soledad y oración, pero creo que hay algunos datos objetivos muy claros: cada tarde pude rezar en los santos lugares, delante de la Eucaristía, como mínimo, dos horas. Además, rellené bastantes páginas en mi diario espiritual, textos acerca de lo que Dios me iba diciendo y que han quedado como un tesoro espiritual sobre el que no me canso de volver una y otra vez. He tenido la ocasión de encontrar a gente estupenda en mi camino: sacerdotes de comunidades cristianas locales, franciscanos o religiosos que custodian los santos lugares, miembros de comunidades judías o laicos y familias. Basten algunos ejemplos. Recuerdo una cena estupenda donde una familia mejicana residente en Nazareth me comentaba cómo vivían ellos la fe… Recuerdo a un párroco de una pequeña comunidad de cristianos árabes con el que pasé todo un día: conversamos, comimos, rezamos juntos… En cierta ocasión, también me hospedé en una casa de cristianos árabes encantadores que me hicieron sentir como uno más en la familia… Paseos vespertinos mientas conversaba con un franciscano viendo atardecer en cada uno de los santos lugares. Una iniciativa llamada “The Way to Jerusalem”, acompañado por Yael y Golán puso el colofón a este rosario de experiencias.
Sin lugar a duda, una experiencia sumamente recomendable. Recorrer Tierra Santa a pie le dará un sabor muy distinto a tu peregrinación. Tal y como decíamos al comienzo: saludable para el cuerpo y terapéutico para el espíritu.
Valentín Aparicio Lara
Vicerrector Seminario Mayor de Toledo, España
Redes: @curadetoledo