Una visita al Santo Sepulcro con Nizar Halloun, guía y periodista en Jerusalén
El Santo Sepulcro es probablemente el lugar más fascinante de Tierra Santa. Sin embargo, muchos turistas y peregrinos se llevan la impresión de un sitio caótico y abarrotado, con gente gritando y empujando, y donde es difícil encontrar un momento de silencio para meditar.
Nizar Halloun, guía y periodista en Jerusalén, tenía el mismo sentimiento antes de enamorarse de esta iglesia: “El Santo Sepulcro era un lugar muy duro para mí: abarrotado, caótico… Es como Babel. Todo el mundo habla en muchas lenguas, todos empujan. Es un poco duro”. Cambió de opinión después de trabajar para la Custodia de Tierra Santa: “Tuve tiempo de venir para proyectos relacionados con mi trabajo. Así que pasé aquí muchas noches. Estuve dentro en momentos en los que había un gran silencio”. De esa forma, en poco tiempo, se enamoró del lugar: “Es una relación de amor muy complicada. Tienes que entenderlo y apreciar su silencio antes de aprender a amarlo”.
Tenemos que amar el Santo Sepulcro como es
“El Santo Sepulcro se va mostrando a sí mismo por capas”, dice. Como en el Edículo, hasta que llegas a la Tumba, hay diferentes capas, y la propia Tumba está cubierta por una estructura de mármol. Nunca pensó que un día vería esta última abierta ante sus ojos. Ocurrió durante la restauración del Edículo, cuando trabajaba para la Custodia. Era muy tarde cuando recibió una llamada pidiéndole que volviera al Santo Sepulcro. Aunque cansado, fue hacia allá preguntándose qué sería tan importante. Cuando llegó, le dijeron que iban a abrir la Tumba y querían que él hiciera una foto. Pensó que no le dejarían entrar, pues había muchos checkpoints antes de acceder al Edículo. Pero nadie le detuvo, así que entró. Allí se vio solo y la Tumba abierta delante de él. Estaba tan impactado y emocionado que no podía hacer la foto. El recubrimiento de mármol había sido retirado y podía ver la roca sobre la que el Cuerpo de Cristo había sido colocado antes de resucitar.
El silencio entre el gentío
El objetivo de Halloun como guía es preparar a los peregrinos para este “momento cumbre de Tierra Santa. Porque, cuando vienes al Santo Sepulcro, el gran momento es cuando estás arrodillado dentro de la Tumba”. Antes de visitar la iglesia, él les mentaliza para “este caos” pero también intenta “fijar su atención en esos momentos de silencio y en la importancia del lugar. Tienes que hacer de este sitio algo propio, hacer propia cada parte de él; enamorarte del lugar por ti mismo. Es una experiencia muy personal que cada uno tiene que hacer realidad por sí mismo”.
Es difícil encontrar el silencio entre la multitud, pero “hay algo sagrado que se desprende de esos miles de personas que visitan el Santo Sepulcro. A mí también me gustaría que hubiera silencio, pero también me encanta la personalidad que adquiere el lugar con los miles de millones de personas que vienen aquí a rezar o no. Y tenemos que amar el Santo Sepulcro como es. Cuando quieres a una persona, le quieres por quién es, no intentas que cambie”.
Nuevos protocolos
La iglesia ha estado cerrada varias veces este año debido al confinamiento y las restricciones. Cristianos y turistas locales todavía visitan el Santo Sepulcro cuando está abierto, pero ahora se echan de menos las multitudes. El año pasado, el país recibió una cifra récord de turistas extranjeros: más de 4 millones. Ese número literalmente cayó a cero desde el confinamiento de marzo. Para los guías y la gente que vive del sector turístico, la situación es desesperada. “Sabemos que no durará para siempre, pero aún, de aquí a un año, no vemos el final del túnel”, declara Halloun. Han pasado por tiempos difíciles antes: “Sabemos cómo actuar en las guerras, pero el corona vino y cerró todo. Es totalmente distinto”.
Él consiguió su licencia de guía seis meses antes del confinamiento. “Fue una bendición tener esos seis meses. Estar en sector, en contacto con muchos grupos… La gente es una bendición, porque recibes mucho de ellos espiritualmente hablando, de las preguntas que hacen, de la experiencia humana… Es un trabajo enriquecedor”. Muchos sectores han dado el salto online como consecuencia de la situación, pero un viaje a Tierra Santa no se puede sustituir así: “La experiencia de Tierra Santa consiste en venir. La peregrinación tiene este sentido de estar, tocar, ver, conocer, saborear, oler, escuchar…” Cuando finalmente se pueda venir de viaje otra vez, “tendremos que acostumbrarnos a nuevos protocolos”. Mascarillas, tocar lo mínimo, lavarse las manos… “Cosas que son parte de nuestra rutina ahora”. Sin embargo, él cree que algunas regulaciones serán difíciles de imponer, como las que se refieren a tocar o besar lugares santos, porque la gente viaja “miles de kilómetros” para eso.
Ese algo precioso
Halloun piensa que el Santo Sepulcro reproduce nuestra realidad: “Es el caos, pero es algo muy importante”. Quizá ahora, debido a la situación de crisis global, podemos reconocer esto mejor que antes. Nuestra vida y lo que nos rodea pueden ser un caos, pero, como en el Santo Sepulcro, se puede encontrar “belleza; esa perla, ese algo precioso en medio de un entorno caótico. Sentarte, intentar encontrar el silencio y estar con Cristo. Eso es lo más importante”.
“Sigue llamándote una y otra vez“, dice Halloun mientras dejamos la iglesia atrás. Es cierto. Este lugar es como ningún otro en el mundo. Tiene un magnetismo poderoso. Como él dijo, “si el mundo tiene un lugar, un hogar, ese es el Santo Sepulcro”.